El reciente encuentro con uno de esos carteles que arbitraria y prepotentemente colocan propietarios de fincas donde a ellos les parece oportuno, me lleva de nuevo a tratar este asunto que tanto daño hace a quienes solo pretenden disfrutar del medio rural y las montañas sin más intención que discurrir por ellas.
En el medio rural, así en general, agricultores, ganaderos, cazadores y demás, están acostumbrados a campar(valga el símil redundante) a sus anchas. Si, que nadie o casi nadie les moleste en su quehacer diario o esparcimiento cinegético. Eso de que la gente de las ciudades vaya al campo a disfrutar de él de forma respetuosa no lo toleran, que no va con ellos vaya.
El caso es que, si bien es cierto que el "boom" de los deportes de montaña ha conllevado la proliferación de indeseables sin el más mínimo sentido común ni respeto de la propiedad privada y los medios de vida de la gente del campo, el manido argumento esgrimido de que se meten en sus tierras y dominios, nunca puede ser justificable cuando con la ley en la mano puedan proteger sus propiedades y la justicia les asista. Aunque ellos ya viven en él, como se suele decir en castizo "se han echado al monte" y hacen lo que les da la real gana, normalizando la usurpación de caminos públicos y vías pecuarias, campando a sus anchas en estas prácticas con total impunidad. Así, se aprovechan del desconocimiento de los derechos y falta de información de la gente, actuando por el método de los hechos consumados.
Llegados a este punto yo me pregunto ¿para qué sirven el Seprona, los guardas forestales o las autoridades medioambientales, que en otros casos se dedican a joder al público?¿dónde están?, parece a todas luces que lo único que buscan es sancionar a quienes van a disfrutar del monte y no a quienes pretenden hacer de él algo privativo cuando es de titularidad pública dado el caso. Luego te dicen esas mismas autoridades que los recorridos oficiales son los únicos que hay que hacer, pero no se dignan a controlar a quienes constantemente usurpan los dominios públicos, cuando incluso a veces aplican sus cacicadas oficiales.
Volviendo al inicio y al ejemplo de la foto que ilustra estos párrafos, se trata del caso de un itinerario recogido en una guía de rutas de la cual me consta la rigurosidad del autor, además de que precisamente consulté la web del catastro confirmando la titularidad y uso publico del camino en cuestión. En cuanto a la recuperación de caminos públicos y ancestrales vías pecuarias, hasta ahora mucho se ha avanzado en la materia, pero eso no quita que se sigan cometiendo desmanes y atropellos de todo tipo.
Hoy día se está convirtiendo en indispensable salir al monte documentado, sobre todo mediante la consulta de la utilísima herramienta de la sede electrónica del catastro(a la que le dedicamos una publicación) para plantar cara a estos avasalladores y llegado el caso interponer la correspondiente denuncia.
Más allá de lo folclórico y superficial en que se ha convertido para muchos el monte, hay otros que nos salimos de todo eso, intentando que nuestro paso por allí sea mucho más intenso, respetuoso y enriquecedor.
Ya que todo el monte no es orégano, dejemos de blanquear y justificar acciones claramente perniciosas para todos.
